Somos un grupo de hermanos en el Señor y del Señor, que damos gracias a Dios porque nos escogió desde el principio para salvación por Su soberanía y en Su decreto eterno, mediante la santificación por el Espíritu que hizo el milagro de la regeneración, y la fe en la verdad que antes rechazábamos, a lo cual fuimos llamados mediante el Evangelio de la muerte y resurrección de Jesucristo, que cubre todas nuestras necesidades y elimina todas las consecuencias de la Caída y del pecado, y que hemos abrazado para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Somos un grupo de santos, apartados por Dios y para Dios, justificados con una nueva naturaleza que nos fue dada de una vez y para siempre en la regeneración, justificados y declarados justos de una vez y para siempre mediante la perfecta justicia de Cristo que se nos imputó, y que somos santificados y creciendo en santidad por los frutos de justicia que Dios produce en nosotros y en los que nosotros nos esforzamos, con temor y temblor, para producir.
Somos un grupo de hijos de Dios, santificados en Dios Padre y guardados en Jesucristo, santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecho una vez para siempre, y santificados por el Espíritu Santo, con gratitud en nuestros corazones hacia Dios el Padre que nos dio la vida, hacia Dios el Hijo que nos redimió con Su propia vida, y hacia Dios el Espíritu Santo que nos dio una nueva vida cuando estábamos muertos en delitos y pecados, y que sabemos que la voluntad de Dios es nuestra santificación.
Somos un grupo de amados por Dios, unidos en Cristo y con Cristo, creados en Cristo Jesús para buenas obras, coherederos con Él, con la unción del Espíritu Santo, hechos aptos para participar de la herencia de los santos en luz, que intentamos ser fieles a Dios limpiándonos de toda contaminación de carne y del espíritu y perfeccionando la santidad en el temor de Dios, y que procuramos glorificarle y dedicar y consumir nuestras vidas para Su gloria, pues Él es el Único que merece la alabanza, la honra, la gloria, y el poder, por los siglos de los siglos
Somos un grupo de siervos del Señor, agradecidos por Su obra gloriosa en la cruz, por la vida que nos dado y traído, por la esperanza de Su llamamiento, por la consolación eterna que nos ha dado, por las riquezas de la gloria de Su herencia que nos espera, por la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros, y por el confort y la seguridad que ha traído a nuestros corazones al saber que somos guardados para y hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, que Le servimos con gozo y nos esforzamos para andar en Sus pisadas según el ejemplo que nos ha dejado.
Somos un grupo de pecadores, conscientes de nuestras debilidades y de las tentaciones que provienen de la carne, del mundo, y de Satanás, que se acercan a Dios en oración por medio de Jesucristo y por un mismo Espíritu, para pedir y recibir de Su gracia el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu, que habite Cristo por la fe en nuestros corazones arraigados y cimentados en amor, el ser plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longitud y la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, y el ser llenos de toda la plenitud de Dios, pues sabemos que Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos.
Y somos un grupo de conciudadanos celestiales, que propagan el único Evangelio de la salvación en Jesucristo, el Evangelio que procede de un Dios Santo y Justo y que declara la depravación y la incapacidad del hombre para salvarse llamándole al arrepentimiento para con Dios, a la fe en Jesucristo, y a la obediencia a Sus mandatos como Señor, que no nos avergonzamos de usar únicamente los métodos del Evangelio sabiendo que éste es poder de Dios para salvación, y que esperamos y deseamos el regreso del Señor Jesucristo cuando será glorificado en Sus santos y admirado en todos los que creyeron, cuando tendrá lugar la resurrección de los cuerpos, y cuando apartará a los unos de los otros como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.